miércoles, 30 de enero de 2013

El panteon de la duquesa en Guadalajara


Antonio Herrera Casado: El panteón de la duquesa de Sevillano en Guadalajara. Aache Ediciones, 3ª edición, 2012. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 7. 96 páginas. Ilustraciones a color. Planos. PVP: 6 Euros.

Por muchos está considerado como el más hermoso y espectacular de los edificios de la ciudad de Guadalajara. Aún siendo un edificio, un conjunto de edificios modernos (solo en 2016 cumplirá su primer centenario), puede calificarse como de una portentosa obra de arquitectura que a muchos que lo visitan (especialmente llegados desde fuera de Guadalajara) les parece el mejor de sus monumentos.
Doña María Diega Desmaissières y Sevillano, condesa de la Vega del Pozo, marquesa de los Llanos de Alguazas, y duquesa de Sevillano, tenida por la mujer más acaudalada de España en su época (finales del siglo XIX y principios del XX) quiso crear en esta ciudad donde residió muchos años un enorme conjunto de edificios que sirvieran para acoger a jóvenes huérfanas, dándoles educación y mantenimiento. Y al mismo tiempo construir un enorme panteón donde reposaran los restos de sus padres y demás familia.
Para construir algo tan grande, y espectacular, llamó al mejor arquitecto de la época, el burgalés Ricardo Velázquez Bosco, de exquisita consideración en sus edificios respecto a la utilización de elementos y formas de la arquitectura clásica hispana. Así se levantó el edificio principal de la “Fundación San Diego de Alcalá, en el que resaltan su fachada orientada al norte, con un enorme escudo nobiliario de la comitente, y un patio/claustro central en revival románico, que asombra a cuantos lo ven.
Añadió una iglesia preciosa, dedicada a la tía de la duquesa, Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, en revival mudéjar con impresionantes decoraciones, que hoy sirve de parroquia al barrio en que asienta, y finalmente, aislado en medio de jardines, el suntuoso mausoleo o panteón que es el que se describe y estudia en este libro.
El cronista Herrera analiza brevemente la biografía de la constructora y sus relaciones familiares. Luego presenta el conjunto de edificios que construye para alojo de jóvenes, y que finalmente terminó siendo ocupado por religiosas adoratrices. Y se entretiene en la descripción pormenorizada del edificio del panteón, señalando las obras de arte más importantes de su interior (el altar con pinturas de Alejandro Ferrant, el grupo escultórico de la cripta de Angel García Díaz), mosaicos, mármoles tallados, capiteles, mil cosas que revelan un espacio luminoso, colorista y deslumbrante.
En el mismo libro, y como guía de la “Guadalajara ecléctica” que surgió de la mano de doña Diega y de Velázquez Bosco, el autor describe el palacio de la señora en el centro de Guadalajara y su anejo templo de San Sebastián, con añadidas curiosidades sobre su vida, sus costumbres y las riquezas de atesoró y que fueron poco menos que subastadas (en Francia directamente requisadas por el Estado) cuando murió en 1916, soltera, sola y desasistida, en un habitación del Hotel Central de Burdeos.
El libro, breve pero denso, con muchísimas imágenes y detalles, sirve de guía (modélica por cómo trata la historia, el edificio, sus personajes y sus detalles) para cuantos quieran visitarlo, llevándose un recuerdo nuevo, diferente, de la Guadalajara que lo alberga, desde hace un siglo.

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