jueves, 21 de febrero de 2013

El Monasterio de Valfermoso


Molina Piñedo, Fr. Ramón, O.S.B:: “Las señoras de Valfermoso”. Aache Ediciones. Guadalajara, 1996. Colección  “Scripta Academiae” nº 4. 512 páginas.

Es este un libro de historia, puro y duro. Una historia completa, a lo largo de casi nueve siglos, en que nace, crece, se desarrolla y permanece viva, una institución monasterial, como es la del Monasterio de San Juan Bautista, de monjas benedictinas, de Valfermoso de las Monjas en el valle del río Badiel, en la provincia de Guadalajara.
Fundado  en 1186, por un matrimonio de nobles atencinos, Juan Pascasio y doña Flambla, la carta de fundación, que aún se conserva en el monasterio, está escrita en hermosa letra gótica sobre el pergamino. Desde un principio fue puesto bajo el nombre de San Juan. Para poblarlo trajeron a monjas francesas: doña Nobila de Perigord y doña Guiralda fueron las primeras. Enseguida se procedió a construirlo físicamente, en los últimos años del siglo XII, y se inauguró años después, en 1200, diciendo la primera misa el día de San Juan Evangelista. Antes, en 1198, había sido aprobado por el rey de Castilla, Alfonso VIII, en carta hecha en Atienza, y rubricada por todas las altas jerarquías civiles y religiosas del reino. Todos estos documentos, pulcros e íntegros, se conservan en el archivo monasterial.
El autor, acreditado historiador del benedictismo peninsular, desde su celda del cenobio de Leyre, y con todos los documentos de Valfermoso en la mano, construye de modo ejemplar esta historia, en la que aparecen las minucias y las grandiosidades de un convento femenino.
Una de las anécdotas de la historia de este monasterio la protagonizó el rey de España, Felipe IV, y su amante don Juana Calderón. Las señoras abadesas, siempre plenas de virtud y celo protector a su comunidad benedictina, fueron auténticas señoras feudales en los amplios territorios de su influencia. Sin llegar a tener más señorío jurisdiccional que el del lugar de Valfermoso, sus riquezas y poder se extendían a amplios lugares. Ocuparon el cargo de abadesa mujeres pertenecientes a conocidas familias nobles de esta tierra. Así, en 1555 era abadesa doña Juana de la Cerda, en 1588 doña Juana de Heredia en 1644 doña Bartola de Saucedo. A mediados del siglo XVII ocupó el cargo de abadesa en Valfermoso doña Juana Calderón, quien antes fuera famosa actriz de comedias, amante del rey Felipe IV y madre de don Juan de Austria. De ahí recibió el monasterio más favores, títulos y riquezas, y la leyenda de misterios y pasiones tomó pedestal para alzarse sin freno.
En la Guerra Civil el convento fue saqueado, todo destruido y las monjas dispersadas. Tras la contienda, se restauró, volvieron sus habitantes y ha ido creciendo en ofrecimientos a la Comunidad, de tal modo que hoy este monasterio de monjas benitas es un modelo de convivencia espiritual. La historia que de esta casa ha construido fray Ramón Molina Piñedo es perfecta, desde un punto de vista metodológico, y desde luego una interesante secuencia a considerar, como parte clave de la historia toda de la Alcarria en la que asienta.

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